VIAJANDO CON NIÑOS

Viajar. Esa gran palabra que nos remueve todas las ilusiones, nos empuja a descubrir nuevos lugares, vivir nuevas experiencias y desarrollar nuestra parte más genuina. Viajar en autocaravana no solo nos facilita todo esto, sino que para las familias que viajan con niños, ofrece una comodidad logística que, combinada con una sensación de autonomía familiar, hace que lo destacado del viaje no solo sea el destino, sino toda la experiencia que supone unas vacaciones en AC.

 

Ya en sí mismo un viaje familiar ofrece a las y los peques de la casa una oportunidad estupenda de desarrollar habilidades nuevas, adquirir otros valores, crear una imagen del mundo más amplia a partir de la experiencia, reforzar lazos y vínculos familiares, explorar nuevos entornos o despertar la curiosidad. A los mayores nos ofrece la oportunidad de ser guías y acompañantes de nuestros hijos e hijas, volver a esa mirada genuina y extraordinaria que ellos nos ofrecen, soltar nuestra parte más “racional” y dejarnos llevar por la emoción de verlos felices y entusiasmados. Todo esto es la descripción más básica, sin embargo un viaje en familia en autocaravana, va mucho más allá.

Cuántas veces hemos escuchado a mamás y papás decir»He vuelto de las vacaciones más cansado de lo que me he ido. Necesito unas vacaciones de las vacaciones». Bien, no siempre las vacaciones que programamos o contratamos cumplen las necesidades de toda la familia. A veces a los adultos no nos apetece un parque de atracciones ni a los peques les apetece no hacer nada bajo una sombrilla. Un viaje familiar en autocaravana alivia esta logística, no solo ofreciendo confort para la unidad familiar, sino abriendo el abanico de experiencias a gusto de todos en un período de tiempo que quizá no sea tan largo como nos gustaría.

Un viaje en autocaravana tiene la posibilidad de ser itinerante. Es decir, sin estar pendiente de transporte público, uno puede abarcar una o varias zonas de manera fluida. Cada vez son más los municipios que están preparados para recibir este turismo. Las áreas específicas con servicios son ya muy comunes, y esto nos ayuda a marcar nuestra ruta. Saber que la ruta que teníamos programada puede variar de manera flexible sin demasiado contratiempo nos permite sentirnos más ligeros.

El “vamos a donde nos lleve el viento”, se hace realidad. Y nuestros hijos viven esa incertidumbre cargada de entusiasmo como lo que es, una autentica aventura. Además a veces un destino no es lo que esperábamos o el clima se pone feo para la excursión que teníamos programada. Quien tiene hijos pequeños sabe que lidiar con estos contratiempos no resulta lo más cómodo. A veces hay que sostener las expectativas de los más peques, el cansancio y también nuestras propias decepciones. Con la autocaravana podremos ofrecer más posibilidades si alguna de las que teníamos previstas se tuerce e improvisar más fácilmente si por el camino descubrimos que hay un sitio en el que podemos y merece la pena pararnos.

Movernos en una casita con ruedas nos permite mantener además nuestras rutinas domésticas durante el viaje, lo que a nuestros hijos les dará cierta seguridad dentro de todo lo nuevo.A las y los adultos nos ofrecerá la comodidad de no lidiar con cansancios, hambres u otras necesidades en función de la actividad que hayamos hecho o la zona que hayamos visitado. Podremos tener nuestros propios horarios familiares. De hecho, lo más chulo, será tener la oportunidad de adaptarnos a los horarios del sol, en caso de que queramos. Un amanecer en familia siempre será algo que quede en la memoria de todos.

Tampoco nos vemos supeditados a un menú determinado o a una comida rápida para nuestras excursiones, sino que podemos mantener nuestras rutinas de cocina y alimentación saludable. Una autocaravana nos permite trasladar la comodidad del hogar al viaje. El hecho de trasladar al viaje las rutinas domésticas con papá y mamá en un espacio reducido, hará que todos estemos más presentes en los quehaceres de todos. Ellos querrán participar también y la familia se dará presencia en las dinámicas diarias y se fomentará la participación activa.

 

A parte de las dinámicas familiares, una rutina en autocaravana nos lleva a ser más conscientes de nuestro propio consumo y nos coloca en una pirámide de prioridades diferente a la que tendemos en casa, seguramente. Nuestros hijos aprenderán mediante la práctica sobre el uso y consumo de agua por ejemplo, la importancia de la electricidad, la logística que conlleva el vaciado y llenado de tanques. La experiencia nos acercará también a una conciencia de conservación de los entornos a los que nos acercamos y a una reflexión ecológica de consumo responsable.

 

La experiencia resultará idílica si lo que gusta es la naturaleza. Resulta más fácil llegar a sitios de difícil acceso sin transporte público o incluso, pernoctar en zonas no masificadas escuchando los animales nocturnos o viendo las estrellas y constelaciones. En sitios preparados para la acampada (campings o áreas camper especializadas), no será difícil que nuestros hijos puedan socializar con otros pequeños que viajen de la misma manera y verlos en espacios tranquilos y seguros jugando en libertad. 

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